Después de unas muy vibrantes semifinales, la UCL llega a su final con un partido de altos vuelos, aunque pocos podían imaginarse al comienzo del torneo que este fuera a ser el encuentro definitivo. Inter de Milán y City se verán las caras en Estambul el próximo 10 de junio en un partido que, a priori, tiene un claro favorito.
Un claro favorito
Si alguien quiere hacer una apuesta en grande con PokerStars y tener todas las garantías de que va a ganar en la final de la Champions, parece que la jugada está más que clara. El City de Guardiola es el que parte con la vitola de gran favorito por muchos y muy variados motivos.
Cuenta con una plantilla mucho más completa que la de los italianos, despliega un fútbol que parece irresistible actualmente y al que pocos podrían discutir y, además, tienen el ansía de una Champions que se les resiste año tras año.
Pep ha conseguido que su Manchester funcione como un reloj. No es este el primer año que lo consigue, y que los citizens llevan ya varias temporadas siendo los grandes favoritos al título. Sin embargo, cada año sucedía algo que impedía que alcanzaran lo más alto de la competición, una maldición que parece que puede terminar en este 2023.
¿Es posible la sorpresa?
Eso sí, por muy favorito que sea un equipo, una final de la Champions es un partido en el que las sorpresas pueden aparecer. Básicamente, es lo que sucede en casi cualquier competición que termina jugándose a un partido. Ahí la suerte es un factor clave en muchos momentos.
Y tampoco es que el Inter de Milán sea un mal equipo. Al contrario, los italianos han demostrado tener una capacidad enorme de competir y habrá que ver cómo plantean el partido a los de Pep.
Seguramente, el cuadro neroazzurro buscará defender y contrarrestar el poderío ofensivo del City a la espera de conseguir alguna oportunidad con la que poder dar la campanada. Recursos para ello no le faltan gracias a jugadores del talento de Lukaku o Lautaro, por lo que se espera un encuentro cargado de emoción en muchas de sus fases.
Con todo, que el Inter haya llegado hasta la final es siempre una sorpresa. Realmente, ha tenido un cuadro relativamente sencillo para llegar, y es que era el lado contrario de las fases finales de la Champions el que concentró a todos los grandes favoritos para llevarse la orejona.
Esto puede jugar a favor de los interistas. Llegar a la final sin la presión de ganarla puede ser un extra para saltar al césped con tranquilidad y con las ideas claras. Para el cuadro italiano, estar en el último partido de la competición es ya una victoria.
Habrá que esperar a que llegue el día 10, aunque lo único que podemos tener por seguro es que será un partido de esos que pasarán a la historia, como cualquiera de las finales de la Champions.