El mercado inmobiliario sigue al alza en los últimos años y cada vez son más las personas que se plantean vender su casa para afrontar nuevos retos o como inversión.
La primera recomendación es que analices los motivos para vender tu casa. Podemos clasificarlos en tres motivos principales:
-Motivos familiares: Hay tópicos que reflejan el motivo familiar como principal consecuencia de la venta de su casa tales como:
“Somos más de familia y se nos ha quedado pequeña”
“Somos menos de familia y se nos ha quedado grande”
“Por reparto de herencia”
“Por separación”
-Motivos económicos: Este motivo es el principal en los últimos años y deja frases tales como:
“Las cosas me van bien y quiero comprar una casa mejor, más cómoda”
“Los gastos de mantenerla son demasiado altos para nosotros”
“Estamos haciendo un sobreesfuerzo, que no queremos, para pagarla”
“Tengo problemas para pagarla”
-Motivos de trabajo: Este motivo en los últimos años está en alza debido a nuevas contrataciones y las necesidades de entrar en el mercado laboral.
“Nos trasladan de lugar de trabajo”
“Me cambio de trabajo y quiero ir a vivir más cerca”
Estas necesidades te tienen que llevar a fijar un tiempo límite en el que debes conseguir que tu casa esté vendida. Hay una expresión que denota falta de ganas de vender o inseguridad en tu venta. Decir “no tengo prisa” es prácticamente lo mismo que decir “no quiero vender ahora”. Si tu motivo es claro, vender tu casa tiene un tiempo límite para la venta aunque al inicio te puede dar la sensación de no tener prisa, pero conforme van pasando las semana te va quedando menos tiempo para venderla y eso suele provocar una mala situación de negociación que se reflejará en una drástica bajada de precio.
Si no tienes prisa por vender, lo mejor es que no la pongas en venta.