La legendaria ganadería de Miura cumple 175 años, y lo hace de la mano de la sexta generación de ganaderos, Antonio y Eduardo Miura, tienen sobre sus hombros la responsabilidad de una familia, de un encaste y de parte de la historia de España.
Don Juan Miura fue el creador de un hierro que es parte de la historia de España, y sin lugar a dudas uno de los más importantes dentro de la cabaña brava española. Hablar de Miura también es hablar de Dos Hermanas, ya que en sus orígenes más primitivos los primeros toros pastaban en territorio nazareno, más concretamente en los aledaños del Cortijo del Cuarto, principal emblema de la Romería de Valme, cuando por aquél entonces todavía pertenecía a nuestro municipio.
Desde su fundación hasta el año 1854 se lidiaron los toros a nombre de Don Juan Miura, tomando antigüedad en Madrid en el año 1849. Durante esta época, tanto Juan como su hijo Antonio simultanearon los dos negocios familiares, la fábrica de sombreros, ubicado en la Plaza de la Encarnación de Sevilla, «con la que se ganaba dinero», y las labores del campo.
Posteriormente, desde 1855 a 1868, fueron lidiados a nombre de Doña Josefa Fernández, viuda de Don Juan Miura. Al ocurrir el fallecimiento de dicha señora, la ganadería pasa a Don Antonio Miura Fernández, es decir al hijo de Juan y Josefa, lidiándose a su nombre desde 1869 a 1893. En esta fecha toma posesión de la ganadería Don Eduardo Miura Fernández, hermano de Antonio, lidiándose los toros a su nombre hasta el año 1917, adquiriendo entonces la ganadería su mayor auge y prestigio coincidiendo con la gran amistad de este ganadero con Joselito «El Gallo», llegando incluso a presidir la fundación de la Unión de Criadores del Toro de Lidia en 1906 en Sevilla adhiriéndose poco después el Duque de Veragua de Madrid y los Taberneros de la zona de Salamanca.
En 1918, la ganadería pasa a manos de los herederos de Eduardo Miura Fernández, es decir Antonio y José Miura Hontoria, lidiándose el ganado hasta 1940 bajo el nombre de Hijos del Excmo. Sr. D. Eduardo Miura Fernández. En esta época se cambia el rumbo de cómo había que llevar la ganadería «al ver venir que la evolución de la fiesta iba más hacia el torero y la faena de muleta que hacia los primeros tercios» coincidiendo con la tauromaquia impuesta por Juan Belmonte y Joselito.
En 1941 ceden la ganadería a Eduardo Miura Fernández, hijo de Antonio Miura Hontoria, lidiándose a nombre de Don Eduardo desde el año 1941, quien procura seguir el mismo criterio que sus antecesores, haciendo su debut en la Feria de Abril de Sevilla de 1941 con un cartel de máximas figuras: Bienvenida, Manolete y Pepe Luis Vázquez que cortó dos orejas.
Don Eduardo Miura Fernández mantiene la ganadería hasta el año de su fallecimiento, 1996, es entonces cuando la heredan sus hijos, los actuales ganaderos, Don Eduardo y Don Antonio Miura Martínez, que lidian a nombre de «Miura».
En todos estos años el toro de Miura morfológicamente ha cambiado «poco» según los ganaderos, experimentando un cambio importante en el carácter, ya que «sin perder la dureza y el tipo de comportamiento que a nosotros nos gusta nos hemos adaptado a los tiempos para que tengan una mayor nobleza, obediencia y bondad, que se adapte más a la lidia y a la exigencia que requieren los públicos en la actualidad».
A día de hoy, Miura es considerada como una de las ganaderías más duras y trágicas, sobre todo porque en sus astas han perdido la vida hasta siete toreros, tres de ellos auténticas figuras del toreo: en 1862 «Pepete» en Madrid, también en Madrid pero en 1894 «El Espartero» y en 1947 el famoso «Islero» le arrebató la vida a Manuel Rodríguez «Manolete» en la Plaza de Toros de Linares. Los ganaderos creen que estos sucesos fueron «mala suerte», ya que «hay otras ganaderías sin esa fama, cuyos toros han matado más toreros. La mala suerte que nuestros toros han matado a figuras, y por eso suena más».
Pero también ha habido toros que han propiciado el triunfo de muchos toreros importantes, y aunque a los ganaderos prefieren «no sacar esa bandera» son recordados los triunfos de «Diego Puerta con «Escobero» en 1960, otro de José María Manzanares en Valencia, otro de Fermín Murillo, el mismo Ruiz Miguel tantas tardes, el propio Zotoluco que estuvo una temporada en España y que le sirvió para consagrarse en América o el más reciente, Manuel Escribano en la Maestranza con «Datilero» que le catapultó hasta donde está hoy».
Actualmente, los toros de Miura pastan en la finca «Zahariche» de Lora del Río, en las 600 hectáreas de terreno propiedad de la ganadería en la que pastan unas 750 cabezas de ganado bravo en busca de sus ganaderos, Antonio y Eduardo Miura Martínez. Llegamos hasta las cuadras y la casa que sirve de administración de la ganadería, allí se encuentra el personal de la ganadería, unos 10 trabajadores, arreglando los caballos y preparando las tareas del campo a realizar durante la jornada.