Fue el pasado martes, 25 de octubre, cuando «entre lágrimas y sollozos» los doce menores tutelados por la Junta de Andalucía que tenían su asilo en los Hogares de Santa Ana decían adiós a sus casas, monitoras y a su pasado debido a la retirada de la concesión administrativa a este centro de acogida nazareno por parte de la Consejería de Salud y Bienestar Social tras haber no haber sido la entidad adjudicataria del concurso público que el ente andaluz dio a conocer a primeros del mes de septiembre.
Estos doce menores, que van desde los 17 a los 7 años de edad, fueron trasladados el pasado martes a su nuevo hogar ubicado en Montequinto, en el edificio de la Cruz Blanca, una vez que el SAMUR se hubiera alzado como vencedor de un concurso público en el que sólo ha primado la parte económica y no otros aspectos como la atención a los menores, los vínculos creados de éstos con las monitoras o el trastorno de cambiar de hogar para los jóvenes, siendo el centro de Dos Hermanas creado para tal fin desde el año 1990.
El SAMUR licitó a la baja en este concurso de la Junta de Andalucía que ha sido inasumible para esta congregación de Dominicas del Santísimo Sacramento, propietaria de los Hogares de Santa Ana, ya que esto supondría una «bajada en calidad» que las religiosas no estaban dispuestas a permitir.
Según ha podido saber este medio de comunicación en los Hogares de Santa Ana estaban empleadas nueve personas tituladas que se desglosan en 4 educadoras, una trabajadora social, una psicóloga, una cocinera y dos religiosas de la congregación de Dominicas del Santísimo Sacramento, todas ellas en desempleo actualmente, una vez que ha finalizado la concesión de la administración andaluza. Por el contrario en el nuevo centro de acogida de Montequinto «hay sólo cuatro profesionales dedicados a los menores».
Además, los niños, que están repartidos en varios centros escolares de Dos Hermanas, serán trasladados a partir de enero a otros centros educativos de Montequinto creándoles un trastorno en su día a día, ya que se han visto fuera de su hogar con monitoras nuevas, puesto que ninguna persona que trabajaba en el centro de acogida nazareno ha sido subrogada por la nueva empresa, y dentro de pocas fechas en un nuevo centro escolar con nuevos compañeros dejando atrás a sus amigos.
Para la dirección de los Hogares de Santa Ana «hay que mirar hacia el futuro» y entienden que no van a recurrir el concurso público «por el bien de los menores», con el único deseo de que «se adapten lo más rápido posible a su nueva vida».
A partir de ahora se abren nuevas posibilidades de uso para estos Hogares de Santa Ana siendo el más factible la creación de un comedor social que dé de comer «a unas 30 ó 40 familias nazarenas diariamente», precisando para ello un estudio de las familias beneficiarias del comedor, así como una subvención municipal, que podría rondar los 3.000 euros mensuales, para pagar el sueldo de «dos cocineras y una limpiadora» corriendo a cargo de la congregación Dominica las posibles obras que haya que realizar para readaptar las habitaciones en salones y la comida diaria que se cocinará que intentarían que fuese suministrada a través del Banco de Alimentos de Sevilla, Cáritas o las propias Hermandades de Dos Hermanas.
En los próximos días, estas religiosas intentarán mantener reuniones con la corporación municipal, incluido el propio Alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, para exponerles el proyecto y consigan establecer el primer comedor social existente en nuestro municipio, algo que ya se ha intentado realizar en varias ocasiones pero que nunca se ha llegado a poner en funcionamiento.