El manto de tisu de plata de la Virgen de Valme, protectora de los nazarenos, ha sido sometido a una intervención de restauración en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. De autor anónimo y estilo modernista, su confección se sitúa en la segunda década del siglo XX (1920-1930).
El estado de conservación del mismo era deficiente, presentando desgarros en la mitad izquierda del tejido y grandes abolsamientos y deformaciones. Además se observaban manchas oscuras en toda la superficie. Los tratamientos que se han aplicado tienen como finalidad garantizar su perdurabilidad en las mejores condiciones posibles, así como su uso puntual.
En primer lugar se procedió a la limpieza del tejido, operación necesaria pero muy delicada, que debe realizarse tras una serie de pruebas para determinar el mejor sistema que elimine la suciedad depositada. Las pruebas realizadas para comprobar la resistencia de las fibras determinó la posibilidad de una limpieza por inmersión, con agua desmineralizada y jabón neutro. Previamente al lavado del tejido se realizó el desmontaje del forro y la blonda, la aspiración del polvo, pruebas de estabilidad de las fibras a la humedad y protección del tejido entre tules.
Tras la limpieza se procedió a la consolidación del tejido, mediante el refuerzo de un tejido de algodón 100% natural, que fue teñido según la tonalidad de la obra. Las zonas deterioradas por desgarros y lagunas fueron fijadas a este soporte de refuerzo mediante sistema de costura, empleándose hilos de sedas naturales teñidos.
La limpieza y fijación del encaje decorativo de plata se realizó mediante disolventes, y posteriormente se fijaron puntualmente los hilos entorchados que estaban sueltos y finalmente se procedió al montaje del forro y la blonda, para completar el conjunto procesional.
Los procesos de conservación-restauración realizados han tenido una duración de ocho semanas, siendo todo el proceso documentado por el Laboratorio de Medios Físicos de Examen.
Es uno de los mantos utilizados por la Virgen hasta finales de la década de 1950 y, tras caer en desuso, fue recuperado en 1993. Hay tres inscripciones en el interior que hacen referencia a la historia material de esta pieza. Sus dimensiones son de 262 cm de largo por 106 cm de ancho, con una blonda de hilo de plata que decora perimetralmente el manto. Pertenece a la extensa colección que posee la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora de Valme Coronada y San Fernando.